La Pequeña Edad de Hielo tuvo importantes impactos sociales y ambientales en todo el mundo. En Europa, se asocia con eventos como la "Gran Helada" de 1683-1684, cuando se congeló el río Támesis en Inglaterra, y las duras condiciones invernales durante la Revolución Francesa a fines del siglo XVIII. En América del Norte, la Pequeña Edad de Hielo está asociada con episodios de frío extremo, incluido el "Año sin verano" en 18, que tuvo un impacto generalizado en la agricultura y la producción de alimentos.
Las causas de la Pequeña Edad de Hielo son complejas y no se comprenden completamente, pero se han propuesto factores como cambios en la actividad solar, erupciones volcánicas, cambios en los patrones de circulación atmosférica y otros factores naturales e inducidos por el hombre como posibles impulsores. La Pequeña Edad de Hielo se cita a menudo como un ejemplo de un evento de cambio climático significativo en un pasado relativamente reciente, y su estudio proporciona información sobre la variabilidad natural del sistema climático de la Tierra y sus interacciones con las sociedades humanas.