Un flujo piroclástico, también conocido como corriente de densidad piroclástica o oleada piroclástica, es un fenómeno volcánico de rápido movimiento, caliente y altamente destructivo. Consiste en una mezcla de ceniza volcánica, fragmentos de roca, gases y aire caliente que desciende por las laderas de un volcán a gran velocidad, alcanzando velocidades de cientos de kilómetros por hora. Los flujos piroclásticos son uno de los peligros volcánicos más mortíferos y destructivos, capaces de causar daños catastróficos tanto a los entornos naturales como a los humanos.
Los flujos piroclásticos generalmente se generan durante las erupciones volcánicas explosivas cuando hay una liberación rápida de gases volcánicos, cenizas y fragmentos de rocas a la atmósfera. Estos materiales pueden colapsar por la gravedad y precipitarse por las laderas del volcán, siguiendo el camino de menor resistencia, como valles y canales. Los flujos piroclásticos pueden viajar largas distancias, a menudo alcanzando varios kilómetros desde el volcán fuente, y pueden causar una devastación generalizada en su camino.
Los flujos piroclásticos son extremadamente peligrosos debido a sus altas temperaturas, que suelen oscilar entre varios cientos y más de 1,000 grados Celsius (1,800 a 2,000 grados Fahrenheit), y su rápido movimiento. Pueden incinerar todo a su paso, incluida la vegetación, los edificios y la infraestructura, y pueden asfixiar o quemar severamente cualquier cosa o persona atrapada en su flujo. Los flujos piroclásticos a menudo se asocian con fuertes explosiones, ruidos rugientes y densas nubes de ceniza y polvo, que pueden contribuir aún más a su poder destructivo.
Debido a la naturaleza rápida e impredecible de los flujos piroclásticos, representan una amenaza significativa para las poblaciones humanas y la infraestructura cerca de los volcanes activos. Es crucial que las comunidades que viven en regiones volcánicas sean conscientes de los riesgos que plantean los flujos piroclásticos y tomen las medidas adecuadas, como monitoreo, planes de evacuación y mantenerse informados sobre la actividad volcánica, para mitigar su impacto potencial.